Día musical
(Desvaríos noctambulares / Tinta fresca)
Hoy escribo sobre músicos desconocidos, sobre todo de cantautores, pero no de cantautores mudos, sino de los otros, los de verdad.
Todo vino hace tiempo a partir de una frase que leí de Vicente Amigo en una entrevista, decía algo así: componer es una experiencia maravillosa, pero tocar es lo que te mantiene vivo. Al leer esto supe que tenía que volver a tocar en un escenario, con un público, ponerme a prueba a pesar de un posible fracaso. Necesitaba salir de cierto estancamiento. Un amigo me animó, por eso decidí apuntarme al Mayo musical, un acto de conciertos interpretado por alumnos. Finalmente no me apunté: me pasé un par de veces por la tutoría de la profesora que lo organizaba y no se produjo ningún encuentro. Pasaron los días y el dudoso entusiasmo disminuyó.
Es la semana cultural en la Universidad de Málaga, sin darme cuenta acaba de pasar el día 10 entre la temprana noche y se ha celebrado eso del Mayo musical. Cuando llegué era demasiado tarde: quedaba una actuación. Mi amigo ya había tocado y cuando me lo encontré discutimos como colegas: “¿Por qué no me has avisado que empezaba por la mañana… (taco)?”, “¡Si no me dijiste que ibas a venir!”, “¿Cómo que no te lo dije… (gran taco)?". La chica que quedaba era una cantautora que interpretó dos canciones, una de ellas a modo de salsa, estaban bastante bien, pero lo mejor fue la gran banda que se trajo consigo: flauta travesera, cello, timbales, bajo, coro y piano. Qué envidia… y el nivel era alto.
Después de aquello tenía otra cita: en mi facultad se celebraba el II Festival de Guitarra y Voz. Pero antes hubo un concierto de flauta travesera y cello, el dúo Desde el umbral. No fue un concierto tópico, ya que la filosofía del principal responsable del dúo es combinar poesía con música. El flautista era uno de los profesores de la facultad: Salvador Santana, y autor de la mayoría de los poemas, que tenían un sentido animista (quería decir algo así como que pertenecemos a todo y la importancia de la coparticipación). Estuvo bastante bien, pero sin duda lo mejor fue la interpretación limpia de la celista Julia Sein: ese Preludio de la suite nº 1 de Bach, ese My favourite things…
Más tarde comenzó el Festival de Guitarra y Voz. Subieron al escenario siete cantautores (algunos se consideraban como tales y otros no). Unos destacaron más, otros menos. Aun así, el espectáculo contó con cierta variedad: desde canciones más sencillas hasta otras que sorprendían con ciertos acordes atractivos, interesantes letras o atrayentes ritmos. Algunas de las canciones que más llamaron la atención: los llamativos compases y el timbre seco de un chico que cantaba en inglés, el canto de una chica que revelaba un miedo sentimental, una canción al pueblo de Palestina o una carta de amor al revés. Por último llegaron las dos últimas estrellas: el colega Juanma Medina (Hans Levirsson), acompañado del punteo oportuno del compañero Guillermo (¡hasta una mandolina!); y finalmente la bella de la dulce voz: Gema Cuéllar. Para redondear, el amigo Dani Ortiz presentó el evento con su perfecta locución y su sentido del humor.
Tanta música se transformó finalmente en nostalgia en ese 10 de mayo. Las primeras palabras de este escrito manifestaban mi intención de haber participado musicalmente; aunque no lo hice, recuerdo que hace justamente un año sí toqué más allá de mi intimidad. No fue un concierto, ni casi una audición, fueron notas en directo que volaron sobre el aire en una red. Una breve interpretación dedicada. Me hubiese gustado mucho repetirlo.
Hoy escribo sobre músicos desconocidos, sobre todo de cantautores, pero no de cantautores mudos, sino de los otros, los de verdad.
Todo vino hace tiempo a partir de una frase que leí de Vicente Amigo en una entrevista, decía algo así: componer es una experiencia maravillosa, pero tocar es lo que te mantiene vivo. Al leer esto supe que tenía que volver a tocar en un escenario, con un público, ponerme a prueba a pesar de un posible fracaso. Necesitaba salir de cierto estancamiento. Un amigo me animó, por eso decidí apuntarme al Mayo musical, un acto de conciertos interpretado por alumnos. Finalmente no me apunté: me pasé un par de veces por la tutoría de la profesora que lo organizaba y no se produjo ningún encuentro. Pasaron los días y el dudoso entusiasmo disminuyó.
Es la semana cultural en la Universidad de Málaga, sin darme cuenta acaba de pasar el día 10 entre la temprana noche y se ha celebrado eso del Mayo musical. Cuando llegué era demasiado tarde: quedaba una actuación. Mi amigo ya había tocado y cuando me lo encontré discutimos como colegas: “¿Por qué no me has avisado que empezaba por la mañana… (taco)?”, “¡Si no me dijiste que ibas a venir!”, “¿Cómo que no te lo dije… (gran taco)?". La chica que quedaba era una cantautora que interpretó dos canciones, una de ellas a modo de salsa, estaban bastante bien, pero lo mejor fue la gran banda que se trajo consigo: flauta travesera, cello, timbales, bajo, coro y piano. Qué envidia… y el nivel era alto.
Después de aquello tenía otra cita: en mi facultad se celebraba el II Festival de Guitarra y Voz. Pero antes hubo un concierto de flauta travesera y cello, el dúo Desde el umbral. No fue un concierto tópico, ya que la filosofía del principal responsable del dúo es combinar poesía con música. El flautista era uno de los profesores de la facultad: Salvador Santana, y autor de la mayoría de los poemas, que tenían un sentido animista (quería decir algo así como que pertenecemos a todo y la importancia de la coparticipación). Estuvo bastante bien, pero sin duda lo mejor fue la interpretación limpia de la celista Julia Sein: ese Preludio de la suite nº 1 de Bach, ese My favourite things…
Más tarde comenzó el Festival de Guitarra y Voz. Subieron al escenario siete cantautores (algunos se consideraban como tales y otros no). Unos destacaron más, otros menos. Aun así, el espectáculo contó con cierta variedad: desde canciones más sencillas hasta otras que sorprendían con ciertos acordes atractivos, interesantes letras o atrayentes ritmos. Algunas de las canciones que más llamaron la atención: los llamativos compases y el timbre seco de un chico que cantaba en inglés, el canto de una chica que revelaba un miedo sentimental, una canción al pueblo de Palestina o una carta de amor al revés. Por último llegaron las dos últimas estrellas: el colega Juanma Medina (Hans Levirsson), acompañado del punteo oportuno del compañero Guillermo (¡hasta una mandolina!); y finalmente la bella de la dulce voz: Gema Cuéllar. Para redondear, el amigo Dani Ortiz presentó el evento con su perfecta locución y su sentido del humor.
Tanta música se transformó finalmente en nostalgia en ese 10 de mayo. Las primeras palabras de este escrito manifestaban mi intención de haber participado musicalmente; aunque no lo hice, recuerdo que hace justamente un año sí toqué más allá de mi intimidad. No fue un concierto, ni casi una audición, fueron notas en directo que volaron sobre el aire en una red. Una breve interpretación dedicada. Me hubiese gustado mucho repetirlo.
8 Comments:
Supongo que se podría encontrar un paralelismo... es posible que lo haya.
Tocar (bailar) para uno mismo es grande, es íntimo, está cargado de emociones, de sentimientos... pero si lo haces en público es una expansión grandiosa de uno, es otro sentimiento... hay una mayor entrega, no?
Y es estresante, provoca nervios... y adrenalina a tope!!!...
... Y qué bonito es cuando la gente te dice lo que has transmitido!!!
Un beso musical!!!! Mua!!!!
... y para los demás nos habría resultado un honor escucharte. La próxima vez te apunto yo! jejeje
Un besote ;)
Sí. Tocar nos mantiene vivos. A mi tanto en directo, como en privado. Para mi abuela o para 300 personas. Cuando el mastil de la guitarra es mi carretera y los dedos el andar, y corres, y saltas, y vuelas. Como dice najwa, es bonito que la gente diga que les has transmitido algo. Y no necesariamente porque la canción sea tuya!!
Personalmente, mis favoritos son las pequeñas jam que se montan después de las tocatas. Cuando ya no es cuestión de soy mejor que tú, o toco con más precisión que tú; sino de lo felices que somos cuando tocamos, juntos.
Un saludo!!!
Eso es por que no me he enterado yo. ¿Por que no me has avisado...(taco)? Vamos, que te agarro y te subo al escenario, jejeje.
Lástima haber perdido la voz, con lo que me gustaba cantar... en fin.
Abrazo
Edu
...y a mi también.
El concierto fue precioso... no sabia que realmente te estabas planteando tocar, si lo llego a saber, aghs! que coraje!
Najwa: Dulce bailarina, por supuesto que existe el paralelismo que explicas. De hecho estoy seguro que se extrapola a cualquier expresión artística (pintura, literatura, baile...).
Sí, es muy bonito cuando la gente te dice lo que has transmitido (mmm, puede ser un buen desvarío noctambular hablar de eso). ¿Qué te dicen a ti? ¡Pero si tu ombligo en la foto de por sí ya hipnotiza! No cabe imaginar tu arte en movimiento.
Un saludo (tu fuerte beso musical ha hecho tambalear el monitor).
Rocío: Sí, yo me pregunto: ¿habrá próxima vez? Posiblemente, quién sabe... Te agradezco tu ánimo. Eso sí, creo que tú también podrías haberte apuntado... ¿o no? Gracias por tu comentario.
Un saludo plasmado en un cuadro.
Santo Job: ¿Así que tú también tocas? Por tus palabras se nota que lo vives, compañero. ¡Y hasta con grupo!
Efectivamente, la canción no tiene por qué ser tuya.
Un saludo guitarrero.
¡Ese Terminus! Gracias por tu ímpetu. Pero tranquilo con lo tuyo, que recuperarás tu voz... y la volverás a perder, recuperar, perder… porque seguro que eres de los que cantan a voces los Celtas cuando un dj con gusto los pone.
Un saludo (con taco de colegueo, el que más te guste).
Mayka, tierna Koala. ¿De verdad te hubiese gustado? Un detalle de ese tipo supongo que halaga aunque sea simplemente por su intención.
Respecto al concierto, supongo que te refieres al de los guitarristas con voz (ya que a algunos no les gusta eso de "cantautor"). Sí, agradó, algunas canciones estuvieron bastante bien.
Gracias por tus últimas palabras. Pero, mmm... noto cierta contradicción, jeje.
Un saludo la re mi fa# mi re re.
hey, gracias por quedarte hasta el final y aguantar toda la movida. El año que viene no tienes excusa, maldito.
saludines
" No fue un concierto, ni casi una audición, fueron notas en directo que volaron sobre el aire en una red. Una breve interpretación dedicada. Me hubiese gustado mucho repetirlo."
Me hubiese gustado mucho escucharte, Carlos.
Ojalá logres repetirlo.
Un abrazo.
Un piano de cristal...
Publicar un comentario
<< Página principal