sábado, enero 06, 2007

Cowboy de medianoche: el sonido de la guitarra

(Relatos bajo el flexo)


Carolina estaba arrinconada en la espalda de Alex, entró después de él y echó una furtiva mirada a la acogedora habitación, en sus manos, los dedos se entrecruzaban unos con otros. Alex le ofreció una copa, le preguntó si tenía frío para cerrar la ventana y otra serie de preguntas cuidadosamente medidas y planificadas para intentar calmarla; no lo conseguía, Carolina negaba y sus dedos se atropellaban en las manos. Entonces, el experto y experimentado Alex decidió tranquilizarla con el contacto físico: dio un paso hacia ella y la tomó por la cintura con las manos.
- ¿De verdad no te apetece nada?
Desplazó las manos de las amplias caderas y la tomó del vientre, cerca del sexo. Carolina retrocedió asustada, avergonzándose todavía más por su reacción, Alex se preocupó al intuir que su simple caricia la había abrumado aún más.
- Perdona, intentaba acomodarte.
- No, perdona tú -se excusó ella- no debería haber venido.
- ¿No quieres estar aquí?
- Perdona, qué pensarás de mí… Querer sí quiero, pero no así.
- No te preocupes si no quieres, pero ¿"no así"?
Carolina bajó la cabeza avergonzada, titubeó al no saber cómo explicarse, en un arranque de decisión concretó:
- ¿Por qué quieres acostarte conmigo? Mis amigas me animaron a intimar y yo me decidí, ¡es cierto! Y te lo agradezco, has sido muy amable y atento, demasiado quizás.
- No entiendo… veníamos a pasar un buen rato juntos. Si no quieres ahora, no pasa absolutamente nada, pero explícate, por favor.
Carolina empezó a sollozar, llevándose las manos a la cara.
- ¿Por qué quieres tú? -decía entrecortadamente-. Tú en verdad no quieres, ¿es que no me ves?
Alex se vio anulado, había sido testigo y partícipe de situaciones muy peculiares con mujeres, pero no supo reaccionar en ese momento, ninguna chica se había mostrado así con él. Seguía sin comprender del todo, pero ciertamente sospechaba lo que quería decir...
- Sigo sin entender, Carolina.
- No te hagas el ingenuo, por favor… -se tomó su tiempo para la dura confesión-: me refiero a que no soy precisamente guapa. Estoy gorda y tengo manchas de piel en la cara… puede que esto no te moleste demasiado, pero si tocaras mi espalda te repugnaría las ampollas que tengo, no es algo muy agradable para ti.
Carolina estaba realmente afectada por su aspecto físico… No estaba literalmente gorda, era una chica con una ancha constitución física, de ahí que el volumen de su cuerpo fuese pronunciado; su rostro tenía claramente unas manchas en la piel, posiblemente de nacimiento; y Alex podía imaginarse el dolor y el complejo que atormentaba a la pobre chica con sus heridas.
- Sí -continuó con amargura-, nadie ha querido acostarse conmigo, no me extraña que no sea deseada, lo comprendo. Pero tú, aunque con buenas intenciones, simplemente quieres echar un polvo, y aunque lo desee, no quiero acostarme con alguien que me vaya a considerar un frío polvo, rápido y olvidadizo. Tu amabilidad no es otra cosa que… que pena por mí.
- ¿Cómo puedes deducir eso? -reaccionó Alex claramente molesto, pero enseguida observó que debía suavizar su tono-. Estás tomando conclusiones al aire sin saber qué es lo que pienso. ¿De veras me crees así? Estás muy equivocada, Carolina. Yo no me acuesto con cualquiera, lo decido con total convencimiento y es lo que quiero.
A Alex le molestó profundamente las interpretaciones a las que había llegado Carolina, le había decepcionado, pero no podía irritarse: más que enfado, sentía pena por la concepción que tenía Carolina de sí misma.
- No dudo que hayas sentido desprecio por parte de ridículos amantes con más lascivia en los ojos que visión crítica. Ese tipo de gente cree que se acuesta con la mejor selección, que follan como mejor se puede. Me río de ellos, porque lo que en verdad seduce es la mente, el verdadero placer no está en el cuerpo, sino en el interés y la motivación que hay en ese cuerpo… Una pasión física puede ser intensa, pero vacía y limitada, es la mente la que condiciona todo: mente y cuerpo es la pasión por antonomasia, la entrega perfecta. Cuando te vi y hablamos me pareciste una chica muy interesante, y el rato que pasamos lo corroboró, me atrajo tu mente y me seduce tu cuerpo, por eso estás conmigo, para mí no tiene ningún sentido que pienses que actúo de modo contrario.
Carolina no supo qué responder, pero su ánimo no varió un ápice. Alex no sabía qué hacer para convencerla de su postura, si no lo lograba lo lamentaría mucho, la autoestima de esa chica probablemente decaería más y más. Carolina había detenido su mirada en la guitarra española que tenía Alex abandonada en el rincón.
- ¿Quieres verla? ¿Sabes tocar?
- Un poco -respondió ella-, no hace falta que la saques.
Pero Alex ya había cogido el instrumento y lo sacaba de su funda de tela.
- La tenía mi padre, así que te puedes hacer idea de lo cascada que está. Yo sólo sé tocar un par de acordes, pero no puedo sacarle un sonido limpio.
Alex tocó un desafinado acorde de La Mayor y frunció el ceño, luego sonrió bromeando:
- Inténtalo tú.
- Uf, está bastante mal -dijo totalmente concentrada al probar el instrumento, y por tanto, más relajada que antes-, no sólo el sonido, sino también el cuerpo. Pero creo que puedo mejorarlo.
- Ya te dije que estaba muy cascada…
Carolina afinó la guitarra lo buenamente que pudo, luego tocó el principio de una obra para calibrar el nuevo resultado de la afinación.
- Mucho mejor, y esa obra es muy bonita -opinó Alex al reconocerla- Mi padre la tocaba, ¿era de Leo Brouwer?
- No, es una obra de Agustín Barrios: Julia Florida.
- Tócala por favor.
- No, no… hace mucho que no la toco.
- Necesito escucharla, como salga…
Convencida, Carolina se concentró rápidamente y empezó la obra con tempo de habanera, relajada, tranquila, sacando su jugo en cada frase, en cada secuencia de acompañamiento de aquella pieza tan hermosa. Alex se quedó totalmente fascinado: Carolina había sacado de esa andrajosa guitarra un sonido tan limpio y brillante… corrigiendo intuitivamente los fallos que tenía la guitarra, que eran muchos, había prestado atención a la distancia del puente descolocado, a los trastes oxidados, a la tensión de sus dedos en las cuerdas herrumbrosas y a otros detalles que ahora pasaban desapercibidos en sus manos… Aquella chica había hecho un prodigio y Alex había experimentado una agradable sensación y lo admiró, se sintió en calma, y al terminar la pieza Alex estaba deseoso de un inminente acercamiento.

Ella terminó, sonrió levemente y dejó la guitarra en la pata de la cama, esperó a que Alex dijera algo, pero al ver que no decía nada preguntó:
- ¿No te ha gustado?
- Tú misma acabas de demostrar lo que he dicho.
Aún no había terminado la frase cuando se levantó y se dirigió decisivo hacia Carolina, la besó y ella le respondió, su cuerpo cayó rendido y tentado y se tendieron en la cama. Alex la desnudó y se desnudó, pasó por su piel cálida y manchada, acarició los furúnculos y las pústulas de la espalda, se la besó y ella se dejó, entregándose por completo y permitiéndose hacer también. Para nada fue algo triste, rápido y olvidadizo.

No pudo ser mejor, pero Alex comenzó el día siguiente con el sentimiento amargo que creía haber vencido anoche… Cuando se despertaron y Carolina se fue tras la puerta, con esa mirada ocultando algo y esa tímida sonrisa de satisfacción, Alex supo que no la había convencido: la chica se marchó con la autoestima intacta, creyendo que lo ocurrido aquella noche fue fruto del remordimiento.



Ilustración: Canta, guitarra, canta, Cali Rivera

9 Comments:

Blogger Elendaewen dijo...

=) Mejoras letra a letra. Muy bueno el relato.
Saludos.

12:03 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Me ha encantado. Feliz año

9:45 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Plas, plas, plas...
Hace poco hablaba con alguien sobre los complejos físicos y recordaba una frase de Fito "cerebros enfermos en cuerpos muy sanos". Eso estamos consiguiendo y además enfermamos el cerebro de quien no es como suponemos que se debe ser. Triste.
Saludos, pequeño saltamontes ;) y feliz año

11:33 a. m.  
Blogger sacris dijo...

Me ha gustado mucho el relato, tanto la forma como el fondo, transmite mucho.

A veces no hace falta hablar para saber lo que piensan las personas que nos rodean.

11:55 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Muy bueno... aunque me viene a la mente un relato tuyo de hace ya algún tiempo, algo parecido...

Por cierto, ¿qué posibilidad hay que dos personas que se encuentran una noche conozcan a 1)Leo Brouwer 2) A. Barrios 3) "Julia florida? ¿Una entre mil?

9:29 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

A tus pies...

No sé decirte... ha sido leerlo y pensar que este relato siempre estará entre mis preferidos.

Enhorabuena

2:35 p. m.  
Blogger Carlos (Sr. Chow) dijo...

Elendaewen: Muchas gracias, mujer. Saludos para ti.


Aiyana: Feliz año a ti también, chica, ¡aunque sea con un mes de retraso! ¡Ah! Pero si ya te felicité en tu blog en su momento, ¿verdad?


Gabi: Muy buena la frase de Fito, joven maestro. Saludos y feliz año para ti, también te felicité en su momento. Por cierto, ¡tienes que contarme cómo te va el piano!


Sacris: Es cierto, compañero. Tú ya estás mejor, ¿verdad?


Atreyu: Te resultará conocido porque se tratan este tipo de temas íntimos de cama en la serie Cowboy de medianoche.

Sí, reconozco que las posibilidades son pocas, pero da la casualidad de que los dos personajes conocían obras de guitarra, ¡así que no es tan raro! Es obvio que se interesen por el tema y que tengan conocimiento de estos autores.


Mayka: ¿Sí? A lo mejor te olvidas de este relato...
Me agradaría que no ocurriera, pero no sé si lo merezco.


Gracias a todos, saludos.

1:57 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Conoces a Arma Blanca?????

11:15 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Hola amigo me ha sorprendido ver mi obra canta guitarra canta como ilustracion, gracias por escogerla ¿ como llegaron asta ella? les mando un abrazo desde Costa Rica.
Cali Rivera.

7:08 a. m.  

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