sábado, agosto 12, 2006

Paredes exactas

(Desvaríos noctambulares)


Una lluvia mezclada con sudor
en mi habitación
Son dos cuerpos entregados al amor
en mi habitación.

Mis problemas,
mi celda, mi prisión,
mi lucha, mi ilusión, mi perdición.
Una puerta, una cama y un colchón
en mi habitación.

Mil miradas a esas fotos colgadas.
Un collage, mis ilusiones
colocadas con errores.
Mi salvación o mi suerte,
mi vida o mi muerte,
así la veo yo.

Eso es todo lo que encuentro
en mi habitación.

El sol ya ha salido,
Yo caigo rendido
en la nota de mi botón.
Un día más ha pasado
en mi habitación

Mi habitación,
Antonio Flores



Me gusta mi habitación, lo que llamo por esta zona oscura como “el estudio”.

No ocurre a menudo que tenga que pasar una serie de días fuera mi habitación. Por eso, la extraño cuando duermo fuera; es emocionante dormir en otro lugar, pero el sueño no será el mismo. Para acostumbrarme, seguro que necesitaría más de lo que Sabina tardaría en olvidar a una mujer (sí, más de 19 días y 500 noches).

En mi habitación: con las sábanas revueltas, de pie dando vueltas o, como ahora, sentado en el sofá, o vestido, desnudo… esté como esté, de la cabeza se me caen las ideas, los pensamientos y las fantasías, que caen al suelo y se convierten en jirones de polvo. Por muchas veces que barra, todo vuelve a caer y a convertirse en trazos desgastados. Es así como se crea el polvo en mi habitación. Yo soy mi propio duende del polvo. Tiene su encanto. Siempre lo tiene.

La canción de Antonio Flores (me encanta la versión que hace su tocayo Antonio Vega en el disco Escapadas), es un retrato perfecto de lo que me resulta esta habitación. Físicamente crecí en otra, pero mentalmente me he formado en ésta. Mi habitación es como yo soy. Las paredes no son tan blanquecinas como antes. En la oscuridad abro los ojos y sé dónde está cada mueble. Todavía soy tan torpe que me tropiezo, pero eso es una disfunción mía. La presencia fortificadora de mi hermano, los mismos cuadros y pósters, metros cuadrados de celda y otros tantos de ilusión. Qué verdad: mi habitación me ha descubierto en todas mis emociones, sabe cuáles son mis manías y dónde guardo la caja de los objetos secretos. Cómo río, lloro y pienso. Conoce cuáles son mis problemas, mi condición, aguanta mi piano y entiende esa costumbre de querer encontrarte en cada rincón.
Como un collage de ilusiones colocadas con errores. Eso es todo lo que encuentro en mi habitación.


Estos días extrañaré mi habitación, lo sabré porque las paredes dejarán de ser exactas.

Anda, habitación mía, sé buena y déjame tener un sueño conciliador, que mañana ya no estaré aquí.




Buenas noches y hasta luego.

17 Comments:

Blogger Rocío dijo...

Si las paredes hablasen...descubririamos donde esta esa caja de secretos (disfuncion femenina relacionada con la curiosidad)...Una habitacion se puede convertir en algo muy personal... pero mi persona disfruta de una mas acogedora en Granada, mas que en Cadiz,..ya que es mas mia...
Un saludito!

3:04 p. m.  
Blogger Bito dijo...

Te comprendo perfectamente, a mí me pasa lo mismo con la mía, hasta el punto que, tras irme de casa de mis viejos éstos cambiaron mi habita en un despacho (vamos, que apenas me estaba yendo y ya me crucé con los pintores) pero aún así, es estar en ese espacio de la casa y que todo vuelva a surgir como en aquel entonces... es algo extraño, supongo que energia que se queda.

3:16 p. m.  
Blogger Elendaewen dijo...

Vuelve pronto y sonriente, esas cuatro paredes no serán las únicas que te echen de menos ;)

Saludos.

12:30 a. m.  
Blogger anónima dijo...

Mi habitación... en 9 meses fue más mía en el extranjero que en 7 años la que ocupo. Te entiendo, se le coge cariño al espacio en el que eres tú mismo... Hasta luego apañero

2:24 a. m.  
Blogger Don Mendo dijo...

Yo nunca le he tomado cariño a mi habitación (a ninguna de mis habitaciones)... quizás porque donde más disfrutaba era en otras, como el salón, donde tenía el equipo de música y el vhs.

Supongo que lo de tener un espacio propio no me llamaba tanto la atención como a otros, acostumbrado como estaba a que todo fuera un espacio propio, incluso los sitios más abarrotados.

Lo que sí me ocurre es que cada vez que leo una página de El guardián entre el centeno o El amor en los tiempos del cólera, me siento como en casa esté donde esté. Mis paredes exactas son un sólo auricular en el que Nacho Vegas me cuente que se ha despertado sangrando.

1:34 a. m.  
Blogger Susana dijo...

esas pequeñas cuatro paredes, son un pequeño mundo que nos da seguridad ,nos sentimos cómodos y libres en nuestro
"territorio"...pero disfruta de otras tb, porque seguramente te aportaran muchas cosas, así q abre bien los ojos allí donde vayas...por cierto no sabia q hubiese duendes del polvo tal encantadores..besitos, su

11:50 a. m.  
Blogger CGI MANAGEMENT dijo...

Mi hermano también se acuerda de su habitación cuando sale por ahí. A mí eso no me pasa, debo ser una desarraigada :)

Felices vacaciones, Carlos.

1:28 p. m.  
Blogger Isthar dijo...

Yo he pasado por tantas habitaciones diferentes que nunca he llegado a sentir tal arraigo, aunque de sentir tranquilidad, sólo era posible tras esas cuatro paredes que definían mi mundo.

Ahora, una vez independizada, he hecho de mi comedor el ambiente que antes llenaba mi habitación, así siento que mi espacio es más grande :)

7:22 p. m.  
Blogger . dijo...

¿Cuántas habitaciones he tenido en mi vida?, me cansa pensarlo, me cansaría intentar contarlas…
Fuimos parias, sin tierra propia, fuimos cíngaros que amarraban sus enseres a los percherones que tiraban del carro.

¿Una habitación?, fíjate que me acuerdo de todas, pero de ninguna con especial cariño. No se le coge cariño a algo que no te pertenece, que no define tu identidad, tu gusto, vives de prestado (previo pago importe) en pisos que contienen los muebles, casi siempre de mala calidad, usados, desechados por los propietarios de los mismos y a sabiendas que un día u otro, tendrías que abandonar para volver a adaptarte a otro, y a otro y a otro…, como esos cangrejitos muy pequeños que si vives en la playa conocerás, que aprovechan la conchas de otros para hacer de ellas su propia casa, algo así me define…

Un saludo desde otra concha que tampoco me identifica ni define, el sino de uno es el sino de uno…

9:58 a. m.  
Blogger . dijo...

¿Cuántas habitaciones he tenido en mi vida?, me cansa pensarlo, me cansaría intentar contarlas…
Fuimos parias, sin tierra propia, fuimos cíngaros que amarraban sus enseres a los percherones que tiraban del carro.

¿Una habitación?, fíjate que me acuerdo de todas, pero de ninguna con especial cariño. No se le coge cariño a algo que no te pertenece, que no define tu identidad, tu gusto, vives de prestado (previo pago importe) en pisos que contienen los muebles, casi siempre de mala calidad, usados, desechados por los propietarios de los mismos y a sabiendas que un día u otro, tendrías que abandonar para volver a adaptarte a otro, y a otro y a otro…, como esos cangrejitos muy pequeños que si vives en la playa conocerás, que aprovechan la conchas de otros para hacer de ellas su propia casa, algo así me define…

Un saludo desde otra concha que tampoco me identifica ni define, el sino de uno es el sino de uno…

9:59 a. m.  
Blogger . dijo...

¡No sé porque me repito tanto!, ah igual es por el gazpacho, el pan con aceite de oliva y ajo, o la ensalada de pepino y cebolla blanca...
¡Que asquito doy!, Excuse me, please.

Por lo general no soy tan plasta...

Un beso, lindo.

10:01 a. m.  
Blogger sacris dijo...

A mi me pasa como a don mendo, yo solo la piso para dormir asiq.. me define poco. Quizás de ella se salvan las literas, a esas si las tengo carillo pues han formado parte de miles de sueños de niño.

11:44 p. m.  
Blogger Shh... dijo...

Es un texto precioso, Carlos...
Seguro que tu habitación te añorará tanto como tú a ella.
Mil besos.

12:47 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Es bueno tener un lugar en el mundo que sea como uno mismo.
Saludos pequeño saltamontes ;)

9:31 p. m.  
Blogger Carlos (Sr. Chow) dijo...

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

Mañana, si es posible, de vuelta con los desvaríos noctambulares.


Saludos de nuevo desde el estudio que ya conocéis.

11:37 p. m.  
Blogger Insanity dijo...

"Qué verdad: mi habitación me ha descubierto en todas mis emociones, sabe cuáles son mis manías y dónde guardo la caja de los objetos secretos. Cómo río, lloro y pienso. Conoce cuáles son mis problemas, mi condición, aguanta mi piano y entiende esa costumbre de querer encontrarte en cada rincón."

Cantautor-no-mudo, soy yo quien te agradece, por esa entrega tan tuya, tan entera, y por esa dignidad que te caracteriza. Eres una persona maravillosa.
Un abrazo.
In.

7:49 a. m.  
Blogger Nepomuk dijo...

Mira, pues tiene mucho de química la cosa.
Según parece exudamos nuestro propio ph cuando dormimos. Así que sábanas, paredes, muebles... se impregnan de nuestra propia composición química, lo que hace que nuestro espacio huela a nosotros mismos y nos aporte sensación de seguridad.

Vaya... como las meaditas territoriales de los perros pero con más poesía.

7:54 p. m.  

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