Insultos contra uno mismo
(Desvaríos noctambulares)
¡Idiota, imbécil, gilipollas, capullo…!
Es algo que no puedo evitar, cuando he hecho mal o cuando algo no me ha salido bien, me ataco a destajo con tacos reflexivos. Una mala pata y… salen solos, uno tras otro, como una boca ametralladora escupiendo balas. ¡No lo puedo evitar! No sé cuánto tiempo hace que empecé a hacerlo, diría que años. Pero no todos estos ataques son acusadores, a veces, cuando son tonterías, es en plan bromista. Depende del caso, claro. Tiene cierta gracia.
Nunca he ido a un psicoanalista, pero me pregunto qué opinarían de mi incontrolable ataque de tacos. Alguno de estos profesionales quizás dijese que es una buena práctica, aunque en principio no lo parezca, porque al fin y al cabo se trata de palabras que frenan un intento de ira físico. Es decir, mejor insultarme que arremeter un puñetazo directo a un cristal (o a un espejo, pues en él me veo la carita). Y concluiría orgulloso su teoría argumentando que, a la larga, me cansaría de regalarme tales halagos y finalmente se disiparían.
Por otro lado, puede que otro profesional dicte todo lo contrario: que tenga que abandonar esa práctica inmediatamente, ¡ni una palabrota más! Exageraría exponiendo que esas injurias contra uno mismo no provocarían otra cosa sino aumentar la montaña de infravaloración y desprecio contra mi persona. Un veneno contra uno mismo, diría, que intente buscar otras vías de escape como espachurrar una bolita de goma, jugar al Doom o echar a correr hasta que se caigan los insultos atrancados en la garganta… (el sexo bacanal y el alcohol a litros no estarían seguramente entre las opciones de relajamiento, ¡lástima!).
¡Idiota, imbécil, gilipollas, capullo…!
Es algo que no puedo evitar, cuando he hecho mal o cuando algo no me ha salido bien, me ataco a destajo con tacos reflexivos. Una mala pata y… salen solos, uno tras otro, como una boca ametralladora escupiendo balas. ¡No lo puedo evitar! No sé cuánto tiempo hace que empecé a hacerlo, diría que años. Pero no todos estos ataques son acusadores, a veces, cuando son tonterías, es en plan bromista. Depende del caso, claro. Tiene cierta gracia.
Nunca he ido a un psicoanalista, pero me pregunto qué opinarían de mi incontrolable ataque de tacos. Alguno de estos profesionales quizás dijese que es una buena práctica, aunque en principio no lo parezca, porque al fin y al cabo se trata de palabras que frenan un intento de ira físico. Es decir, mejor insultarme que arremeter un puñetazo directo a un cristal (o a un espejo, pues en él me veo la carita). Y concluiría orgulloso su teoría argumentando que, a la larga, me cansaría de regalarme tales halagos y finalmente se disiparían.
Por otro lado, puede que otro profesional dicte todo lo contrario: que tenga que abandonar esa práctica inmediatamente, ¡ni una palabrota más! Exageraría exponiendo que esas injurias contra uno mismo no provocarían otra cosa sino aumentar la montaña de infravaloración y desprecio contra mi persona. Un veneno contra uno mismo, diría, que intente buscar otras vías de escape como espachurrar una bolita de goma, jugar al Doom o echar a correr hasta que se caigan los insultos atrancados en la garganta… (el sexo bacanal y el alcohol a litros no estarían seguramente entre las opciones de relajamiento, ¡lástima!).
En ese caso, los dos psicoanalistas se contradicen.
¿Cómo sabe uno cuál es el mejor método a seguir? Muchas personas a las que aprecio me ofrecen consejo, apoyo o ayuda ante inseguridades, problemas y preocupaciones. Unos me dicen: “Oh vamos, olvídate ya de eso, tienes que pasar a otra cosa, se perdió, es lo mejor que puedes hacer”. Otros me animan con la receta contraria: “¡Adelante! Si es lo que quieres, mira tu esfuerzo, vas por buen camino, eres capaz, ¡no lo dejes escapar!”. La gente se contradice. Pero prefiero esas ayudas confusas a la nada, a mi propia visión desubicada. Se necesitan, aunque puedas volverte más loco y los tacos aumenten. Y actúo, pero siempre hay impedimentos pintados como imposibles, como si el mundo no me dejara hacer. Eso es lo que parece. Ahora, inclsuo yo mismo y mis deseos somos puras contradicciones.
Un respiro, una pausa, puntos pensativos.
¿Cómo sabe uno cuál es el mejor método a seguir? Muchas personas a las que aprecio me ofrecen consejo, apoyo o ayuda ante inseguridades, problemas y preocupaciones. Unos me dicen: “Oh vamos, olvídate ya de eso, tienes que pasar a otra cosa, se perdió, es lo mejor que puedes hacer”. Otros me animan con la receta contraria: “¡Adelante! Si es lo que quieres, mira tu esfuerzo, vas por buen camino, eres capaz, ¡no lo dejes escapar!”. La gente se contradice. Pero prefiero esas ayudas confusas a la nada, a mi propia visión desubicada. Se necesitan, aunque puedas volverte más loco y los tacos aumenten. Y actúo, pero siempre hay impedimentos pintados como imposibles, como si el mundo no me dejara hacer. Eso es lo que parece. Ahora, inclsuo yo mismo y mis deseos somos puras contradicciones.
Un respiro, una pausa, puntos pensativos.
(...)
¡Idiota, imbécil, gilipollas…!
17 Comments:
Siento decirte que no eres único en esa práctica =) y que en todo caso, tu frustración en esos momentos pintan mejor cuando las canalizas escribiendo (como ahora) que gastando saliva a destajo.
Besos ;)
Los tacos a veces son como eruptos del alma, explosiones que se producen para liberar los malos rollos...Soy de tu club, a veces se me adhieren al paladar...joder!!!
Te regalaron el guión de "La vida secratas de las palabras"???
Besos
¡Ah! ¿Es que ESO es un problema?
Ehm...
yo te aconsejaría que dejases de insultarte a ti mismo... y pasases a otra cosa! :)
Un saludo
Elendaewen: ¿Así que tú también lo practicas? ¡Venga, veamos quién suelta más tacos a uno mismo en menos tiempo!
Bohemia: ¡Bienvenida al club! Donde nos insultamos y nos queremos. "Los tacos a veces son como eruptos del alma": me ha gustado tu comparación, es idónea.
Y sí, me regalaron el guión de la película de Coixet, fue en uno de esos juegos del amigo invisible (acertó mi amigo).
Gracias por pasarte por aquí, Bohemia. Vuelve cuando quieras.
Eulalia: no lo considero un problema, no lo he denominado así. Pero sí una costumbre exagerada, a mi modo, jeje. ¡El problema es todo aquello que causa el ataque verbal!
Bienvenida al estudio del señor Chow. Vuelve cuando quieras, Eulalia.
Andrew Pyott: Vale amigo. ¿Paso a flagelarme con un látigo? Jeje.
Un saludo (sin tacos) para todos.
Hola Carlos:
Gracias por tus palabras en mi blog.
Dos coincidencia: Mi hijo de 21 años se llama Carlos. Él gusta de comer tacos (tortillas dobladas con algún ingrediente). Ya es algo en común.
Que estés bien.
Yo lanzo tacos al aire! jajaja Liberando tensiones :P
Pero no suelo hacerlo contra mí misma. Es una filosofía que me contagió una psiquiatra al explicarme una serie de cosas sobre el pensamiento positivo :)
Besitos guapo!
No te imagino yo a ti soltando tacos! jejeje ... pues mucha gente, pa vuestra persona, creo q na más tendría piropos y halagos, qué cosas eh? :)
Un besote artista
Coprolalia no será no?.
Yo también me insulto bastante, pero procuro compensarlo otras veces diciéndome a mi mismo lo guapo, lo listo y lo maravilloso que soy. En ninguno de los dos casos consigo engañarme a mi mismo.
Un abrazo.
yo me cago en la puta...
cada vez que meto la pata...
la pobre tiene que estar de mierda hasta el cuello...
Saludos, me ha gustado tu blog.
(Niño! tráete una de almejas y otra botellita de barbadillo, anda!)
Si, insultar es una gran terapia de descarga pero insultarse a si mismo?? Yo insulto a los demás, siempre me sale con más furia, XDD
Besos y ánimo!
Eleonaí: Gracias a ti, por pasarte por este sitio. Bienvenido al estudio del Sr. Chow.
Vaya, sí que es una grata coincidencia que tengas un hijo llamado Carlos y que tenga la misma edad que yo. :)
Y la segunda coincidencia: reconozco no haber probado el taco (ya lo sé, tengo que hacerlo, la próxima comida fuera de casa en un mexicano). Pero mejor que a tu hijo le gusten los tacos alimenticios que los tacos de palabras. Jeje.
Un saludo a ti y a mi tocayo Carlos.
Najwa: Hola ombligo danzante. Di que sí, los insultos para la gente, no para ti misma. Si en un momento el baile no aplaca tu furia tanto como un buen taco, ¡dedícaselo a quien quieras!
Tengo que ir a la misma psiquiatra que tú.
Un saludo, y gracias.
Rocío: Te sorprendería la cantidad de tacos que suelto con mis amigos más cercanos. Y estos coinciden que, desde que ingresé en la universidad, suelto muchos más... Me suelo contener.
"Pues mucha gente, pa vuestra persona, creo q na más tendría piropos y halagos, qué cosas eh?"
¡Sí, qué cosas inexplicables...!
Un saludo Rocío, pero con lápices de madera, con los del cervatillo.
Gabi: ¿Coprolalia? Esto... ¡no, qué va! No creo. Y si lo es lo disfruto yo solo, tranquilo. :)
Créete los piropos, hombre. Con la de visitantes (y en su mayoría féminas) que te dicen tantas cosas bonitas en tu blog, jeje.
Niño Melón: Jaja. Yo también me cago en ella, compañero. Y me arrepiento cada vez que lo digo, la pobre.
Un saludo, tu blog también me gustó. Bienvenido al estudio del Sr. Chow.
Maktub: ¡Otra tan lista como Najwa! Pero seguro que insultarás a quien se lo merezca, ¿verdad?
Un saludo y gracias por tu visita.
Tú llámate lo que quieras. Mientras no se te ocurra dar puñetazos o cargarte algo que te impida tocar el piano...
Fiorecilla: Me llegas justo al final, pero a tiempo. :)
De acuerdo, haré exactamente lo que dices. ¡Mis manos te lo agradecerán!
Un saludo, Fiorecilla. Gracias por lo que has dicho.
juas juas juas, yo tb me insulto de vez en cuando, generalmente el tipico "Pero seré gilipoyas!"
yo en junio deje de tomar la medicacion del psiquiatra por mi cuenta en julio busque en internet cosas para hacerme daño a mio mismo , en agosto me mordia los bracitos en septiembre me golpeaba la cabeza y en octubre demomento nada !!! y sigo sin medicarme !!!
en el año 2013
yo en junio deje de tomar la medicacion del psiquiatra por mi cuenta en julio busque en internet cosas para hacerme daño a mio mismo , en agosto me mordia los bracitos en septiembre me golpeaba la cabeza y en octubre demomento nada !!! y sigo sin medicarme !!!
estamos a 03/octubre/2013
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