domingo, julio 09, 2006

Cowboy de medianoche: el acuerdo del cigarro

(Relatos bajo el flexo)

Ocho golpes en la puerta, una secuencia rítmica que Alex conocía: Noemí esperaba cantando al otro lado. Alex revisó su habitación y abrió. Noemí chilló su nombre, lo abrazó y lo besó. Pasó dentro, observando cada rincón del cuarto, descubriendo objetos nuevos, comprobando los que seguían estando allí y aquellos otros que simplemente habían dejado de estar.
- ¡Esto no ha cambiado mucho! -exclamó contenta.
- No hace tanto que no vienes.
- Un mes. ¡Ey! ¿No me vas a decir nada?
Alex pensó unos segundos para dar con la respuesta que no decepcionase a su compañera.
- Te echaba mucho de menos.
- Eso ya lo sé, tonto. ¡No te acuerdas!
En medio de la habitación, Noemí extendió sus brazos y movió a un lado sus perfectas caderas, acabando en una estrambótica pose.
- ¡El vestido rojo! -cayó Alex.
- ¡Sí! -Noemí saltó, era tan alta que casi se pegaba contra el techo-. Te dije que la próxima vez vendría de rojo.
- Estás explosiva. ¿Todo lo llevas combinado de rojo?
- Eso tendrás que averiguarlo por tu cuenta.
Noemí se acercó a Alex y se volvieron a besar, fue un largo y revoltoso beso.
- ¿Tienes vino? -preguntó ella.
- Sí, siéntate.
Alex trajo de la cocina una botella de vino y dos copas, las puso sobre la mesa y sirvió a Noemí. Ella estaba encogida con las manos cruzadas sobre los hombros y lo miraba con unos enormes ojos pintados. Alex pensó que estaba preciosa, la habría besado en ese momento pero no quería que ella cambiara de posición, quería seguir viéndola así el tiempo que mantuviera esa pose. Estaba realmente linda. Alex se sirvió una copa.
- ¿Qué mirabas? -preguntó ella con interés.
- Nada, venga cuéntame.
- Alex -suspiró-, ya te dije que necesitaba venir, pero he estado tan liada que no podía ni conmigo misma.
- ¿Otras vez el trabajo?
- ¡Estoy hasta el moño! -Noemí alzó los brazos desesperada-. Mi jefe me hace la vida imposible y mi madre sigue amenazando a mi padre con pleitos y más pleitos. Y por si fuera poco, el gilipollas me sigue acosando. El día que le dé una buena ostia…
Noemí tomó la copa y se la bebió de un trago.
- ¿Me pones otra?
- Tranquila -Alex servía más vino-, tranquila…
- Hace dos semanas que quería venir a verte -lo interrumpió Noemí-, ni siquiera he podido salir por las noches de lo ocupada que estaba.
- Imagino…
- ¡Todos me presionan! Pero cuando me llamaste… Oh, qué tierno, no sabes la alegría que me diste, Alex.
- Pues hoy olvídate de todo lo estresante, para eso estás aquí.
- Ya, ya. ¿Y tú, qué me cuentas?
- Te cuento una buena noticia.
- ¿A ver, a ver? -Noemí se echó sobre la mesa mirando directamente a Alex.
- Imaginaba que seguirías igual, así que le hablé de ti al amigo que lleva el estudio fotográfico. ¿Te acuerdas?
- ¡Le hablaste de mí!
- Está interesado en verte, puede que te contrate. Luego te paso su teléfono.
- ¡Alex, eres un cielo!
Noemí se echó aún más sobre la mesa y besó a Alex, luego se levantó y su rodilla golpeó la mesa, las copas temblequearon.
- Ven anda.
Alex apuró la copa y estiró los brazos, sabía lo que ella buscaba. Se abrazaron y se besaron, Alex empezaba a sentir el vigor incombustible de Noemí.
- Con cuidado, ¿eh? -le avisó Alex-. Todavía tengo la cicatriz de tu colmillo.
Noemí besó a Alex.
- Cuánto lo necesitaba. Necesito ver de nuevo el tatuaje de la tortuga.
- No, que muerdes.
Noemí se rió mostrando sus colmillos.
- Quítame lo de arriba, venga.
A ciegas, Alex intentaba acertar con el broche del top de Noemí, pero el diminuto cierre se resistía.
- ¿Un experto como tú aún no sabe cómo desabrochar esto?
- ¡Algunas son un poco complicadas! La ropa femenina es todo un mundo.
- Mucho saber bailar, conversar, por supuesto follar… ¿y no sabes desabrochar mi top?
Entonces se empezaron a desnudar a medida que iban a la cama, la ropa marcaba un camino por la habitación.
- Lo descubrí -dijo Alex cuando la falda de Noemí voló despacio y aterrizó con el vino.- Todo lo tienes conjuntado de rojo.
Una carcajada estridente de Noemí se escuchó en el último piso. Apagaron las luces e hicieron el amor varias veces. Noemí era una chica insaciable, su sed erótica se multiplicaba en cada encuentro. Muchas vueltas tuvieron que dar para que Noemí cayera en un sueño profundo, más de dos horas de movimientos desenfrenados. Noemí era toda una fiera, pero cuando dormía parecía una niña pequeña… A Alex eso le parecía muy curioso y entrañable, le gustaba verla dormir. Estaba sentado sobre la almohada y miraba el negro vacío, le tranquilizaba la respiración sosegada de su compañera.
- Últimamente me ha estado doliendo el estómago, era un dolor intensísimo -decía Alex a media voz-. No quiero ir al médico, es lo único a lo que me resisto ir solo. No he ido y no iré. No es porque lo tema, simplemente no quiero ir. Algún alimento me ocasionaría una mala digestión, ya apenas me ocurre.
Miró a Noemí, seguía durmiendo plácidamente.
- Me gusta estar solo. Ya sabes que vienen por aquí muchas mujeres, me llena darles placer y ayudarlas en algo. Hay mucha gente que no entiende esta soledad. A mí me sienta bien. Pero hay algo que sí temo, y es que llegue un momento en el que ya no te creas esa forma de vida. Simplemente no querer ir, como lo del médico, pero con todo lo que hagas. No querer ir a comprar, a un concierto, al cine, a pasear, a comer en el bar de la esquina… todo por no querer hacerlo solo. Si eso ocurre, si llega un momento en el que no te lo crees, ¿qué es lo que tienes que hacer? No quiero plantearme esa pregunta. Creo que me gusta como estoy.

La rápida lentitud del amanecer y a las diez de la mañana Alex seguía despierto. Noemí se desperezó moviendo toda la sábana y bostezando con un placentero “aaaah”.
- ¡Qué noche, corazón! Varios polvos impresionantes y un sueño completo y renovador. Debería vivir contigo, Alex. Necesito uno.
Noemí rebuscó en su bolso en el suelo y extrajo un cigarrillo, lo encendió y dio una larga calada. Se volvió a Alex y le rodeó el cuello con sus brazos.
- ¿Qué haces? -preguntó molesto Alex.
- Fumo un cigarrillo.
Alex miró al vacío unos segundos y salió de la cama.
- ¡Alex! ¿Qué te pasa?
- Me dijiste que dejarías el tabaco.
Noemí se llevó una mano a la cara, Alex se vestía.
- ¡Lo he dejado! ¡Éste era excepcional!
- Me da igual, dijiste que lo dejarías.
- ¡Vamos Alex, créeme! ¡Sólo fumo tres al día, ya no fumo un paquete entero como antes! Joder, ¡tendré que dejarlo poco a poco! El próximo día lo habré dejado del todo, te lo juro.
Alex la miró firmemente.
- Eso espero. Si no, muy a mi pesar me mosquearé contigo. Ibas a dejar de meterte esa mierda.
Noemí dejó el cigarro, salió de la cama y empezó a vestirse.
- ¿Soy la única a quien haces cumplir tratos y acuerdos?
- Tengo otros casos por ahí.
- ¿Y qué me dices de ti? Yo dejaba de fumar y tú me contarías más cosas sobre ti, ¡eres una caja fuerte! Tú tampoco lo cumples.
- Sí que lo cumplo -dijo sonriente Alex-, lo que pasa es que después de la diversión caes rendida y no me escuchas.
- ¡Sí claro! Escurre el bulto, encima riéndose…
Alex se acercó a Noemí y la abrazó.
- Llámame pronto contándome lo de la fotografía. No más mierda en tus pulmones y no más presiones, deslígate de ellas.
- Sí, sí… y lo del tabaco no es ninguna presión, claro.
- Confías en mí y sabes que es por tu bien: es el tabaco quien te presiona, no yo.
- Bromeaba, corazón. Si ya lo sé. Oye, me tengo que ir pero tengo un problema: ¿dónde puse el sujetador?



Ilustración: Red woman in dreams, Coco Angel.

9 Comments:

Blogger Isabel dijo...

A veces las cosas cambian y nos cansamos del modo en el que las hemos hecho siempre...

Puede uno cansarse de la soledad, pero también de la compañía. De todas formas, muchas veces es mejor hablar solo.

Un beso dominical

10:30 a. m.  
Blogger MentesSueltas dijo...

Hermosa historia. Reflexiva.
Dejo un cálido abrazo de domingo por la mañana...

MentesSuelas

1:20 p. m.  
Blogger Insanity dijo...

" Últimamente me ha estado doliendo el estómago, era un dolor intensísimo -decía Alex a media voz-...Simplemente no querer ir, como lo del médico, pero con todo lo que hagas. No querer ir a comprar, a un concierto, al cine, a pasear, a comer en el bar de la esquina… todo por no querer hacerlo solo. Si eso ocurre, si llega un momento en el que no te lo crees, ¿qué es lo que tienes que hacer? No quiero plantearme esa pregunta. Creo que me gusta como estoy...Alex miró al vacío unos segundos y salió de la cama."

"Cowboy de medianoche: el acuerdo del cigarro"
Es precioso, como todos tus relatos. Es diferente, también, como todo lo que escribes. Y sin embargo, un hilo muy fino pero muy fuerte los une entre sí. Felicitaciones, Cantautor-no-mudo.

PD: Es difícil estar en compañía de alguien que fuma, cuando tu no fumas. Es difícil luchar contra ese vicio, para el que lo sufre.

5:02 p. m.  
Blogger Shh... dijo...

Él como un animal agazapado detrás de unas murallas. Demasiado miedo arreplegado en su pecho de él, miedo que proyecta sobre ella.
Un placer envolverse en tus palabras. Muchos besos!

12:41 p. m.  
Blogger Susana dijo...

umm yo tb te mando un abrazo..pero una preguntita jaja acabo de leer, la adivinanza que te puse...y tu respuesta jaja pero hay un pequeño error, yo no soy sudamericana jaja sino andaluza como tú...besos cordobeses, su

2:29 p. m.  
Blogger Carlos (Sr. Chow) dijo...

El sexperto volvió.

Ma´heona´e:
"De todas formas, muchas veces es mejor hablar solo".

Aunque no haya más alternativa, aunque a veces sea cierto que es mejor hablar solo... lo cierto es que aún no estoy preparado para afrontar esa frase. Qué trágico soy. Jeje.

Un saludo, bella dama.


MentesSueltas: Gracias colega, tú sigue tan poético, seguiré pasándome por tu blog.

¡Un saludo!


Insanity: ¡Oh, me dices tantas cosas tan bonitas! Gracias por eso de "es precioso, como todos tus relatos. Es diferente, también, como todo lo que escribes. Y sin embargo, un hilo muy fino pero muy fuerte los une entre sí". ¿Sabes? Sin embargo, a veces pienso que escribo cosas demasiado parecidas. Soy un indeciso, jeje.

No soy fumador (espero que en un futuro tampoco lo sea, pero quién sabe...). Imagino que debe de ser dificilísimo dejarlo, pero con voluntad se puede, está demostrado.


Najwa: Quizás la seguridad y la imagen de vividor experimentado de Alex sea un muro agrietado... Lo has visto estupendamente.

Un saludo, ombligo bailarín.


Susana: ¡Ay! Perdona, qué descuido... me equivoqué de perfil. Estás mucho más cerca. Pero seguro que te ha divertido eso de considerarte latina, ¿eh?

Un saludo en dirección a Córdoba.

6:40 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Me ha encantado, Carlos. Por cierto, el sujetador está debajo de la mesita de noche, aunque me imagino que a estas alturas ya le habrán encontrado. :).
Hay que tener cuidado con la soledad, es traicionera.
Un abrazo

9:26 a. m.  
Blogger Don Mendo dijo...

Uuf. La idea de no besar a alguien para que no cambie una postura que te encanta me ha parecido lo más bonito que he leído en mucho tiempo.

Gracias genio.

2:45 p. m.  
Blogger Carlos (Sr. Chow) dijo...

Gabi: ¡Qué bien sabes tú dónde suelen caer esas prendas! Jeje.

Hay que tener cuidado con la soledad, sí.

Gracias por tu visita, un saludo debajo de la mesita de noche.


Don Mendo: "Uf", eso digo yo. Viniendo de ti, no sabes cuánto me ha animado lo que has escrito.

¡Un saludo, gran genio!

3:14 p. m.  

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