martes, junio 06, 2006

Ñoñerías

(Relatos bajo el flexo)

Llevaba ya seis o siete copas, el joven perdió la cuenta cuando agregó un tubo de cristal vacío más a la fila. Pidió otra al viejo calvo del otro lado de la barra y continuó farfullando: “ñoñerías, ñoñerías”. El viejo (que era el dueño del bar) lo espetó:
- No he visto ninguna moneda, amigo.
- Déjeme en paz, ¡que le pago he dicho! -el joven ebrio le tira un billete de veinte euros-. ¡Dinero, el poco ganado! Con ñoñerías, ñoñerías…
- Compórtese.
Una prostituta que frecuenta el bar (y que tiene oscuros acuerdos comerciales con el dueño), entró. En el momento en que apareció, unos tipos duros que juegan al billar en el rincón vitorearon al verla. La mujer les mandó un beso y se dirigió al viejo en el extremo de la barra, donde hablaron en secreto:
- ¿Tienes a alguien para mí? -preguntó la mujer.
- Ese pobre desgraciado lleva más de una hora ahí sentado. Dice no sé qué que escribe ñoñerías, que su editorial lo explota… podrías sacarle un buen pedazo.
- Voy a por él.
La prostituta se sienta en una butaca al lado del joven.
- Hola guapo, ¿me invitas a una copa?
- Joder, ¿no ve que estoy en plena celebración de la mediocridad?
- Qué grosero, ¿no?
- Entonces hazte protagonista de uno de mis escritos.
- ¿Y eso?
- Porque son ñoñerías, todo se vuelve edulcorado, sea de la forma que sea. Uso palabras ñoñas, el sentido es ñoño, cada sílaba, cada coma y cada espacio entre palabras es ñoño.
- Venga vale, guapetón. ¿Por qué no te vienes conmigo y hacemos ñoñerías?
- En la vida real prefiero retozar, pero quizás esa palabra es ñoña. Corrijo, en tal caso follaríamos, pero va a ser que no.
- Llámalo como quieras, lo vamos a pasar muy bien.
- Si esta fuese una de mis historias haríamos el amor, no follaríamos. Luego te quitarías de puta porque te enamorarías de mí, seríamos muy felices.
- Oh, qué romántico.
- ¿Serás falsa? ¡No, son ñoñerías, ñoñerías! Todo lo que escribo es ñoño. ¡Ñoñerías!
Uno de los tipos brutos que juegan al billar vociferó:
- ¡Hijoputa! ¡Cállate ya y vete con tus ñoñerías!

Todos los presentes (el dueño viejo, la prostituta, los tipos duros y un par de individuos más) empezaron a reírse y a decir constantemente “noñerías, ñoñerías”, como un canon, y reían una y otra vez, como si fuesen máquinas de carcajadas, algo absurdo, no tenía sentido. La aliteración constante y ridiculizada de la “ñ” volvió loco al joven. Apartó de un manotazo a la prostituta, que se calló de la silla y chilló. Uno de los tipos duros se aproximó a él y el joven agarró una botella de ron y la hizo estallar en la cabeza del grandote. Éste gritó y se llevó las manos a la cabeza.
- ¡Toma ñoñería! -se jactó al ver la masa de músculos llorar en el suelo.
A continuación, el joven se subió encima de la barra y tiró todas las botellas de las estanterías a patadas: toda una cascada de líquidos y cristales reflectantes cayeron sobre el viejo, que dejó de reír enseguida. Los otros grandotes se acercaron con los palos del billar, pero nuestro alterado amigo cogió las butacas y las lanzó. Una de las butacas le dio a uno de los brutos en el estómago, que se arrodilló, gimiendo. El otro arremetió un palazo al joven escritor, pero no le dolió en absoluto. Con la palma de la mano contraatacó y le rompió la nariz al último grandote en pie; sintió cómo la sangre salía a chorros e impregnaba su mano, se sintió poderoso y momentáneamente feliz.
Los dos individuos que quedaban permanecieron inmóviles, se cagaban de miedo. El viejo y los tipos grandotes soltaban quejidos lastimeros. La prostituta estaba arrinconada, temblando. El joven se acercó a ella y le acarició el pelo.
- Cuánta violencia ñoña. No tengas miedo. Levántate.
La mujer se levantó azarosamente. El joven se humedeció los labios y besó a la prostituta con tal energía que tuvo que agarrarse a su cintura. Ante el peligro y la escena de violencia descontrolada, ella sintió una extraña atracción por ese pasional beso, la emborrachó de deseo. Pero el joven se desprendió de ella y salió del local.

A la mañana siguiente, nuestro protagonista se despertó en medio de un charco de vómito y alcohol. Cuando recordó lo que había hecho no se lo podía creer, se sintió sucio, se odió a sí mismo y, muy preocupado y con enorme pesar, llamó para asegurarse de que no había heridos graves: sólo un par de moretones, una nariz rota y unos labios ardientes. Luego mandó un cheque de cien euros en disculpa con la siguiente nota:
“Discúlpenme, por favor, no pretendía provocar tal escena de locura. En ningún momento quería hacer apología de la violencia, para mí es injustificada. Me siento enormemente decepcionado, acepten el dinero que les ofrezco a causa de los destrozos”.

Después de todo eso, nuestro amigo, seguramente, volvió a escribir ñoñerías. Pero eso es algo que, mejor, no me atrevo a confirmar.

14 Comments:

Blogger Insanity dijo...

Generalmente, nuestra tristeza es ñoñería para los demás. Para pocos, la tristeza ajena es una ñoñería.
Claro que yo no se si ñoñería para vos significa lo mismo que para mi.
Hoy es uno de esos días, en que yo quebraría todo con palabras.
Gracias, Sr.Chow. Hago mías tus palabras.

Insanity.

2:07 a. m.  
Blogger Andrew Pyott dijo...

"Sr. Chow es usted un ñoño".

Supongo que puede sentirme en parte responsable por la obra que tenemos hoy entre manos. No te confundas, me gusta tu manera de escribir. Creo que llegarás lejos (si no te hundes en tu ñoñez y acabas como tus personajes) porque sabes expresar muy bien lo que sientes y sabes contar una buena histora.

"...ella sintió una extraña atracción por ese pasional beso, la emborrachó de deseo..."

Más buenas historias, y meños ñoñerías.

8:51 a. m.  
Blogger Carlos (Sr. Chow) dijo...

Insanity: el amigo Andrew y yo nos referíamos con ñoñez a algo empalagoso, demasiado edulcorado e incluso infantil. Al menos esa es la acepción de "ñoño" que siempre he entendido (la Real Academia lo define como “soso y chocho”).

Bueno, como se intuyen en las palabras de Andrew, todo viene a raiz de una conversación con él. Su opinión sobre este blog me dio la idea de escribir un relato sobre un escritor (sin comparaciones) al que tachan de ñoño. Sin embargo, por un arrebato, el personaje arremete con violencia contra todo ser que esté en su contra. Simplemente quise describir ese cambio, esa furia. No estoy muy conforme, pero fue divertido. En principio iba a ser algo más duro, pero me parecía demasiado gratuito.

Aun así, lo que has sacado del texto me parece interesante, y quiero comentártelo:
Puede ser que nos sintamos tristes por alguna tontería, alguna ñoñez, pero eso no es motivo de burla. Todo lo contrario, sea el motivo por el que sea, si una persona se siente deprimido, está sufriendo. Y mofarse de sus motivos, sean cuales sean, me parede una falta de respeto y de humanidad muy preocupante.

Un saludo, In.


Andrew Pyott: Gracias por el comentario, me siento (en algunas frases, jeje, halagado). Me parece gracioso el fragmento que citas, porque, conocemos nuestros gustos, y, precisamente, hay cosas que aprecias que yo sí consideraría ñoñas. Serán distintos tipos de ñoñerías :)

Eso sí, la frase que has citado me parece ahora muy adjetivada. Eliminaría “pasional”.

P.D: Esa violencia sin control, ese pequeño toque tarantiniano o kitanesco iba dedicado expresamente a ti.

Un saludo peliculero.

2:29 p. m.  
Blogger Isabel dijo...

Tu historia me resulta extraña... Cuando haya pensado un poco más sobre ella volveré para decirte algo. De momento, te digo que la he leído ;)

Un beso

12:09 a. m.  
Blogger Carlos (Sr. Chow) dijo...

Ma´heona´e: no te molestes mucho, es completamente normal que te resulte extraña. Se podría decir que es más un "desvarío noctambular", viene a raiz de una reacción, la vuelta de hoja a un comentario que me dedicaron y que está explicado más arriba.

Pero si piensas más en ese improvisado relato, siento mucha curiosidad...

Un saludo.

1:20 a. m.  
Blogger Juan Enrique Vicuña dijo...

Muy buen relato, quisiera seguir leyendo al autor. Saludos.

7:19 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Por un momento relacioné tu historia con la película de "Irma la dulce" de Oscar Wilde, ¿la has visto? Ella (Shirley MacLaine), prostituta, al ver que uno (Jack Lemon) se pelea con su chulo, se prenda de él... además, como tantos que se enamoran de ellas y no se su oficio, quería apartarla de ese mundo. Lo que está claro es que tus historias también se podrían llevar a la gran pantalla :).

Eres un pequeño gran maestro.

3:01 p. m.  
Blogger Isabel dijo...

Uf, entre tanto comentario positivo me parece mal hacer ningún tipo de crítica a tu relato, pero como te prometí que te diría algo...

En mi opinión la idea es buena, pero el desarrollo tiene algo raro, no me preguntes muy bien el qué, es a lo que he estado dándole vueltas. Tal vez la palabra "ñoñerías" o una ira un tanto estereotipada. No te se decir a ciencia cierta. Como siempre, una opinión subjetiva y una sensación que me queda.

Adelante y disfruta escribiendo, porque puedes hacerlo mucho mejor.

Un beso

(Y me siento fatal aunque te lo diga con cariño, no me preguntes por qué)

3:41 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Mmmm...Wilde... Wilder , me lié con el apellido, jeje. Billy Wilder mejor, lo aceptamos como director :)

3:33 a. m.  
Blogger Carlos (Sr. Chow) dijo...

Reflejos: Perdona, se me olvidó responderte. Aunque, poco más puedo decir que gracias. Breve tu frase, pero motivadora.


Xixe: Bienvenido al estudio del sr. Chow, gracias por tu visita, espero verte más por aquí: el autor (suena muy profesional eso de "autor"), seguirá escribiendo historias.


Mayka: Irma la dulce está pendiente en mi lista de películas por ver. De pequeño, recuerdo que la echaron una vez en la tele por la tarde. Mi madre la vio y yo la vi casi toda. Curiosamente, tengo imágenes grabadas.
A su vez, la historia de esa película me recuerda ahora a un guión que escribí, apostaría a que la recuerdas.

Iba a apuntarte lo de Billy Wilder, bien, intuí que te confundiste por el apellido.

Tu frase final tiene enormes proporciones, aunque me suena muy lejana, gracias.


Ma´heona´e: no te preocupes si discrepas, las críticas negativas son muy bien recibidas (siempre que sean constructivas, la tuya lo es), así es como me enriquezco.
Sí, la reacción del escritor es muy forzada, comprendo que te resulte estereotipada. Como dije, tan sólo quería escribir el cambio de comportamiento extremo que sufre el personaje, un arrebato, una ira desenfrenada. Este improvisado relato fue una reacción al comentario que mi amigo me dedicó, de ahí su sentido. De todas formas, la reacción brusca del personaje se explica si tenemos en cuenta que estaba borracho. Pero comprendo lo que dices, yo no quedé completamente satisfecho, pero me parece curioso.
El próximo relato será más lógico, te lo prometo.

P.D: Me parece entrañable eso de “me siento fatal aunque te lo diga con cariño, no me preguntes por qué”. ¿No será que empiezas a coger cariño al sr. Chow? :)

9:44 a. m.  
Blogger Isabel dijo...

Ok, me tranquiliza tu respuesta, no había podido dormir ;) Sólo un apunte: no hace falta que la historia sea lógica, para que resulte creíble.

Y claro que se te coge cariño, no es difícil, jaja.

Un beso

11:35 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

"por más que parezca domado,
el corazón,
que es un pura sangre,
se desboca

cuando menos
se piensa"

(Inmaculada Mengíbar)

9:31 p. m.  
Blogger Insanity dijo...

Corrijo, Sr.Chow. Para pocos, la tristeza ajena NO es una ñoñería.
Y, para que queden dudas, a mi modo de ver, este relato de ñoño no tiene nada.
Posiblemente sea muy diferente a los demás textos que escribiste anteriormente, pero tus personajes tienen derecho a manifestarse de esta forma, también (¿Me explico?).
Mis saludos, Carlos.

6:46 a. m.  
Blogger Insanity dijo...

Perdón, corrijo nuevamente:
Y, para que NO queden dudas, a mi modo de ver este relato de ñoño no tiene nada.

Mis saludos, nuevamente, cantautor-no-mudo.

5:20 a. m.  

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